“Lo que nadie ve 2017”
Introducción
A fines de abril de este año vimos azorados como dos conductores, Alejandro Radetic y Alejandro Biscardi, corrían y cometían todo tipo de infracciones en la Avenida 9 de Julio y en muchas otras arterias de la Ciudad de Buenos Aires sin que ninguna autoridad los detectara. Si no hubiese sido por su propia soberbia de subir a las redes sociales el video de sus supuestas gracias, nunca nos hubiésemos enterado de lo sucedido.
Este evento nos llevó a preguntarnos, ¿Cuántas otras cosas suceden delante de las narices de las autoridades de control sin que estas las vean? O lo que es peor ¿Cuántas cosas ven que por desidia, comodidad o vaya a saber por qué, no infraccionan?
Fue por ello que desde OVILAM nos planteamos la realización de esta investigación en el punto más emblemático de la Ciudad, en Corrientes y 9 de Julio, en la Plaza de la República, en el obelisco.
En la primera semana de julio de 2017 dos equipos de OVILAM se ubicaron en la Plaza de la República, en horas de la mañana y de la tarde, para realizar un trabajo de observación estadística en la que se registraron las novedades que surgieron del paso de 9750 automóviles. Lo que se controló fue:
- Cantidad de personas por vehículo
- Uso de cinturón de seguridad por cada persona dentro del vehículo
- Uso de telefonía en todos sus modos
- Uso de auriculares
Cabe destacar que durante los trabajos de relevamiento de la información nuestros colaboradores estuvieron siempre en forma próxima a los agentes de tránsito de la Ciudad de Buenos Aires de forma de asegurarnos de que tanto dichos efectivos como el personal de OVILAM estábamos en posibilidad de observar las mismas infracciones.
Resultados
En lo que respecta a los automóviles la observación indicó que el índice de uso del automóvil es de 1,4 personas por vehículo.
En el ítem “uso de cinturón de seguridad” se observó que solo el 88,6% de los conductores lo utilizan y los valores decrecen si analizamos el uso por parte del acompañante (68,6%) y de los ocupantes de las plazas traseras que solo llegan al 13,5%.
Un dato que nos llamó mucho la atención es que el 98% de los pasajeros de los taxis de la Ciudad NO usan el cinturón de seguridad.
Otro de los rubros analizados fue el uso indebido de la tecnología de comunicación por parte de los conductores de automóviles. Cabe aclarar que el Código de Faltas de la Ciudad, en su artículo 6.1.26 expresa que, “el que conduzca manipulando un teléfono celular o utilizando auriculares o equipos de video será sancionado con 100 Unidades Fijas. Cuando el conductor se encuentre redactando o enviando mensajes de texto será sancionado con 200 UF”.
De las observaciones surgió que, frente al obelisco porteño, un 18% de los conductores de automóviles utilizaban algún medio de comunicación prohibido por las leyes nacionales y porteñas. El siguiente detalle muestra como se distribuye el uso indebido de la tecnología de comunicación mientras se está conduciendo.
Los números anteriores demuestran que durante la observación de 9750 vehículos, aproximadamente 1750 conductores pasaron delante de las autoridades de control sin ser detenidos y multados por usar telefonía o auriculares mientras conducían.
Conclusiones
Del presente trabajo surge claramente que la eficiencia de los controles no depende exclusivamente de la cantidad de agentes que se pongan en la calle sino de la actitud de estos y de la decisión política de las autoridades para llevar adelante los mismos.
Esta pasividad de los controles genera a su vez una sensación de impunidad que alienta a aquellos que no están debidamente educados y/o concientizados a infringir las leyes con la casi certeza de que no serán multados.
La inmensa mayoría de las multas en la Ciudad de Buenos Aires se concentran en el mal estacionamiento y en las fotomultas en sus distintas formas, es decir por medios electrónicos. Mientras no se profundicen los controles dinámicos, con móviles policiales o del cuerpo de tránsito, circulando al ritmo del tránsito para ver y sancionar lo que allí acontece, el hándicap para los infractores será enorme.
En definitiva son muchas las infracciones que no se ven aún siendo cometidas delante de las propias autoridades de control. Esto debería ser una verdadera preocupación para aquellos que tienen a su cargo la gestión y el control del tránsito en la Ciudad de Buenos Aires.